El euro, una moneda jaqueada

28 de noviembre de 2010

“Este país necesita una gran coalición que le permita superar la situación actual. Creo que los partidos entienden que la alternativa a la situación a la que nos enfrentamos podría ser la salida del euro, una situación que los mercados podrían terminar imponiéndonos”. Así se manifestó el ministro de Relaciones Exteriores de Portugal, Luis Amado, después de que el gobierno socialista, en minoría, y la oposición de centro-derecha alcanzaran un acuerdo para la aprobación del presupuesto de 2011.

Las declaraciones fueron respaldadas por el primer ministro, José Sócrates, quien dijo que comparte con su ministro de Exteriores que la salida del euro pude llegar a ser una alternativa por los problemas del país para afrontar sus deudas. A su vez, el ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, declaró que “probablemente, la mirada sería distinta si no estuviéramos en la zona euro. El riesgo de contagio podría ser menor”.

Con posterioridad el titular de Finanzas declaró que la situación de su país es muy distinta a la de Irlanda y que sus palabras no significaban que Portugal fuese a pedir ayuda ahora a la Unión Europea.

Las crisis financieras de diversos países europeos están poniendo en jaque a la moneda única europea. El presidente del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, dijo que “el futuro de la UE está en juego debido a la actual crisis de la deuda”. Las declaraciones del alto funcionario fueron hechas horas antes de que los ministros de Finanzas de los países que usan el euro se reunieran en forma virtual para discutir cómo prevenir que el problema de la deuda de Irlanda afecte a otros miembros de la eurozona.

En la “reunión” se acordó una luz verde a la asistencia económica a Irlanda. Irlanda estrenará el mecanismo de rescate ideado por la UE y el FMI en mayo de este año. Este mecanismo, sin precedentes en la historia de la unión monetaria europea, se creó para blindar el euro ante el peligro de contagio de la crisis de la deuda griega a otros países de la moneda común.

La mayor parte del dinero que usará Irlanda vendrá del Mecanismo de Estabilidad Financiera, una especie de préstamo, dotado de sesenta mil millones de euros, al que podrá acceder cualquiera de los 27 miembros de la UE que lo soliciten. La siguiente herramienta es la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, de hasta 440.000 millones euros y que sirve para garantizar los depósitos bancarios, pero sólo para los 16 países de la Eurozona. Los aportes del Fondo Monetario Internacional completan el mecanismo, pero sólo bajo la tutela de la Comisión Europea, quien decide qué porcentaje destinará el FMI.

A raíz de la crisis irlandesa, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, aseguró que el euro se juega su futuro con la solución de la crisis presupuestaria de Irlanda. “Es el futuro de nuestra moneda única el que está en juego”, dijo Schauble ante los diputados alemanes. Un poco más tarde, en un congreso económico, la canciller alemana, Angela Merkel, juzgó que la Eurozona se encontraba “en una situación extremadamente seria”.

Sin embargo, la Comisión Europea dijo que el euro como una moneda sólida y que su futuro no está en juego. “Como dijo hace unos días de forma muy clara el comisario (Olli) Rehn, no se trata del futuro del euro. El euro es una moneda estable y sólida”, afirmó el portavoz del titular europeo de Asuntos Económicos. Olli Rehn llamó la semana pasada a no caer en el alarmismo ante la crisis irlandesa, estimando, que “no es una cuestión de supervivencia del euro, sino un problema muy grave del sistema bancario irlandés”.

A raíz de la crisis griega, George Soros, uno de los inversores más influyentes y la vigésimo novena mayor fortuna del mundo, consideró que el futuro del euro estaba en peligro. Soros sostuvo en un artículo publicado en el diario británico Financial Times que Europa necesitaba “un proceso de supervisión más activo así como mecanismos institucionales de ayuda condicional”. “Un mercado de eurobonos bien organizado sería deseable, la cuestión es si puede generarse la voluntad política para adoptar esas medidas”, aseguró este inversor.

Junto a Soros, otro de los mayores críticos con la situación europea ha sido el economista y Premio Nobel Paul Krugman, quien opinó en un artículo del Wall Street Journal que el problema de esta región ha sido “la arrogancia de las élites y, concretamente, las élites políticas que instaron a Europa a adoptar una moneda única mucho antes de que el continente estuviera preparado para un experimento de este tipo”.

“La Europa de la Zona Euro (16 países) no puede tener una Unión Monetaria y 27 políticas fiscales (UE 27) distintas”, señala Robert Tornabell, profesor de Finanzas de Esade y autor del reciente libro “El día después de la Crisis”. Estados Unidos, dice, “tiene una moneda única, con una misma política monetaria y, por supuesto, idéntica política fiscal para todos los estados de la Unión (incluyendo Alaska, Hawai, etcétera)”.

Los defensores de esta teoría argumentan que la Unión Europea necesita de una vigilancia y una supervisión mucho más rígidas y tachan de débil el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), un acuerdo regional alcanzado en 1997 con el objetivo de facilitar y mantener la unión económica y monetaria. Este pacto establece actualmente el 3% del PIB y el 60% de la deuda pública como los límites deficitarios de un país. Sin embargo, la Comisión Europea sentó un mal precedente en 2004 al perdonar una sanción a Alemania y Francia por superar estos umbrales.

Y si bien algunos países piensan en salir, otros piden permiso para entrar. A pesar de la crisis, la república báltica de Estonia, un país de 1,3 millones de personas, está en camino de adoptar el euro en enero de 2011.

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