27 de octubre de 2010
“Vendemos más barato para afuera y le cobramos más caro a los consumidores uruguayos. ¡Por favor!” En esos términos se expresó en su audición radial el presidente José Mujica al referirse al precio del asado en el mercado interno.
El presidente realizó el siguiente razonamiento: “El asado es fundamental en el Río de la Plata y en el Uruguay. Tiene una importancia brutal para la comida de los uruguayos, porque nos gusta la carne contra el hueso. Hemos estado investigando algunos numeritos y algunas cosas. El promedio del último mes de venta al exterior del asado uruguayo ha sido alrededor de los 58 pesos y a los carniceros del Uruguay les está llegando a 85 pesos. ¿Qué quiere decir esto? Que los consumidores uruguayos están pagando más caro que lo que pagan los importadores. Es mucha plata, pero es una plata injusta que se le está cobrando al pueblo uruguayo.”
Los $ 58 a los que se refirió el presidente como el precio del asado para exportación, son lo que se conoce como “el precio equivalente en el mercado interno del precio de exportación” y es un cálculo que se realiza en base al precio de exportación más la devolución de impuestos menos los impuestos de exportación, más los costos de comercialización en el mercado interno.
Dada la comparación realizada por el presidente pueden surgir algunas dudas. ¿Tiene lógica comparar el precio del asado exportado con el vendido en el mercado interno? ¿Cuáles son las posibles causas de la diferencia en los precios? ¿Es este un fenómeno nuevo, o ya se dio con anterioridad? ¿Es posible tomar alguna medida para acortar la diferencia de precios?
Lo primero es decir que esta diferencia entre el precio del asado local y el de exportación no es algo nuevo. Se podría decir que más bien es la norma. Sólo en los meses de mayo y junio el precio interno se asemejó al de exportación, pero en los demás meses siempre estuvo por encima. Ahora bien, si es un hecho habitual, ¿por qué se produce?
Para poder responder a esa pregunta se debe conocer con más detalle el mercado cárnico uruguayo. Uruguay exporta aproximadamente los dos tercios de la carne vacuna que produce. En otras palabras, se exporta el doble de lo que se vende internamente. Pero este dato, que si bien es cierto para el conjunto de los productos cárnicos vacunos, no lo es para el asado. Con el asado pasa algo muy diferente: más del 90% del asado que se produce se vende en Uruguay.
Y eso porque la mayoría de las exportaciones del país son de carne sin hueso o procesada. Esta diferencia tan importante entre los volúmenes vendidos en los dos mercados (interno y externo) distorsiona la comparación de precios. Para los exportadores de carne, el asado no es un producto relevante en su oferta; pero para quienes venden localmente sí. El asado es el segundo corte más vendido en las carnicerías uruguayas, después de la carne picada.
Los frigoríficos practican lo que en economía se conoce como “discriminación de precios”: cobrar dos precios diferentes por el mismo producto a dos clientes diferentes. La discriminación de precios es una práctica habitual y sana en los mercados. Los diferentes precios del boleto de ómnibus son discriminación de precios; los precios diferenciales en las entradas al estadio, al cine o al teatro, son discriminación de precios; los descuentos por cantidad o por pronto pago son discriminación de precios.
Cuando un vendedor o productor tiene una cantidad relativamente limitada para vender y una demanda ávida por comprar su producto, tiende naturalmente a cobrarlo más caro. Y el consumidor uruguayo está más ávido por el asado que el consumidor brasileño o de otros mercados foráneos.
El precio es la forma que encuentra el mercado para repartir la oferta entre los consumidores. ¿Qué pasaría si el asado se cobrara más barato? Sencillamente, habría más demanda y las carnicerías se desabastecerían más rápidamente. El producto podría llegar a escasear.
Es cierto que los precios de la carne han subido en los últimos tiempos, aunque no mucho más que el Índice de los Precios del Consumo (IPC). En promedio, la carne subió 2,1% por encima del IPC y el asado subió 11,9% por encima del IPC entre 2005 y 2010. Pero también es cierto que ha subido el ingreso de los hogares: entre el tercer trimestre de 2005 y el tercer trimestre de 2010 el ingreso real de los hogares aumentó 38,3%.
Probablemente en Uruguay nadie se haya privado de comer carne. Mientras en 2004 se consumían 47 kg. de carne bovina por persona, en 2009 se consumieron en promedio 58 kg. por persona al año, lo que equivale a 1,1 kg. semanal por persona. Si al consumo de carne bovina se le suma el de otras carnes (porcina, ovina y aviar), se llega a la conclusión de que, en promedio, el uruguayo come 250 gramos de carne todos los días. Sin duda, Uruguay es el país más carnívoro del mundo.
En un país tan carnívoro es entendible que el presidente se preocupe por el precio de uno de los cortes de carne más demandados. Más allá de si la baja en dicho precio es necesaria, ¿se puede realmente forzar su baja? En su audición el propio presidente insinuó una posible medida: limitar la exportación de ganado en pie. Es posible que, al haber más ganado disponible aumente le oferta local de carne y baje su precio. Pero el impacto de esta medida sería menor, dado el poco volumen exportado en pie. Otras medidas posibles serían la baja de impuestos o, directamente, los subsidios.
"Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez". Martin Luther King
A propósito del precio del asado
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