26 de julio de 2010
ANCAP fue creada en 1931 cuando en Uruguay gobernaba Gabriel Terra, un colorado independiente que muchas veces rivalizó con José Batlle y Ordóñez. ANCAP no fue fruto del batllismo propiamente dicho, sino de un gobierno conservador y antiliberal que implantó una política industrializadora de sustitución de importaciones y de realización de grandes obras, como la refinería de La Teja o la represa de Rincón del Bonete.
A ANCAP se le otorgó el monopolio de la importación y refinación de petróleo, de la importación de derivados, de la importación y exportación de carburantes líquidos, semilíquidos y gaseosos y de la importación, exportación y fabricación de alcoholes. También se dio a ANCAP el cometido de producir cemento portland y productos afines, aunque en régimen de competencia.
Desde su creación ANCAP ha desarrollado éstas y otras varias actividades, generalmente relacionadas con los rubros principales, como la producción de lubricantes y de bebidas alcohólicas. En 1945 se hizo propietaria del Establecimiento Juanicó, en el que cultivaba la vid para la elaboración del cognac. Esta unidad de negocios fue vendida en 1979.
Hasta mediados de los años 90 ANCAP siguió siendo, básicamente, la empresa original. Pero, por esa época se empezó a gestar la idea de que la empresa debía ir a más e incursionar en nuevos rubros. Fue entonces que se pergeñó el negocio de la exportación de combustibles a la Argentina. Para ello se amplió la refinería y se hicieron inversiones en la vecina orilla. De esa época ANCAP todavía posee participaciones en Ancsol, Petrolera del Conosur, Carboclor y Petrouruguay.
Después se decidió invertir en gas y ANCAP participó en empresas como Gasoducto Cruz del Sur, Gasoducto Cruz del Sur Brasil, Conecta y Gas Uruguay. Después se separaron algunas divisiones de la empresa madre y se crearon CABA (bebidas) y Alur (alcoholes); se hizo una asociación con la cementera argentina Loma Negra y nació Cementos del Plata; se reasumió la distribución de combustibles a través de DUCSA y se incursionó en la producción de azúcar y sus derivados a través de Alur.
Hoy ANCAP posee participación directa o indirecta en 19 empresas nacionales o extranjeras, muchas de las cuales, en los últimos años, han arrojado importantes pérdidas o demandado grandes inversiones. Ahora ANCAP se plantea nuevas inversiones.
La producción de biocombustibles ya está en marcha y ha demandado inyecciones significativas de fondos en la colateral Alur. A ese proyecto conocido se suman al menos otros cuatro que han tomado estado público. Se han realizado estudios de prefactibilidad con el fin de incrementar la capacidad de conversión en la refinería de La Teja. Se estudia la instalación de una unidad de coker de capacidad de procesamiento de aproximadamente 17.000 barriles diario. Esto significaría un cambio en la matriz de producción de la refinería, ya que se obtendrá coque de petróleo, un combustible útil para generación eléctrica y para hornos fabriles. Esta inversión rondaría los 1.000 millones de dólares, cifra equivalente al patrimonio total de la empresa.
ANCAP también ha salido en busca de esquistos bituminosos. En febrero de este año firmó un contrato con Ceneste S.A. para realizar exploraciones en el departamento de Cerro Largo. El volumen de esquistos bituminosos que se estima que existe es de 37 millones de metros cúbicos, equivalentes a 10.000 barriles de petróleo diarios durante diez años. Las inversiones serían de unos 10 millones de dólares en la etapa de exploración. Una vez evaluado el recurso, podría instalarse una planta de transformación del esquisto en aceite sintético, una planta termoeléctrica e, incluso, una planta a gas.
Otro proyecto es la ampliación y reconversión de las plantas de cemento. Ya se aprobó el lanzamiento de un llamado a licitación para ampliar y cambiar la matriz energética (de fuel oil a coque) de la planta de Minas con unos US$ 80 millones de inversión. Además, se piensa construir una nueva plata, para lo cual el ente tiene ofertas de asociación de Irán y de Venezuela.
Con Venezuela también está planteada la explotación conjunta de yacimientos en la llamada Faja del Orinoco. ANCAP constituiría una sociedad con Enarsa y PDVSA, en la cual la empresa venezolana tendría la mayoría. La inversión estimada de ANCAP sería de US$ 100 millones y, una vez operativo el yacimiento, reportaría unos 50.000 barriles diarios de crudo para la estatal uruguaya, crudo que con la refinería actual no puede procesar.
Otros proyectos más verdes son la regasificadora de gas natural licuado que se construiría en Montevideo en asociación con UTE, Enarsa y, posiblemente, con privados. El costo total de esta plata se estima en US$ 6.000 millones. A todas estas ideas, el presidente de ANCAP, Reúl Sendic, agregó: la construcción del ferrocarril, el plan de construcción de viviendas e inversiones para la producción petrolera en Angola, Ecuador y otros lugares de América.
El curso que inició ANCAP a mediados de los 90, que transformó a la empresa estatal en un holding, parece haber seguido su camino. Si todas estos proyectos e inversiones se concretan, ANCAP habrá dejado de ser definitivamente una simple empresa; tampoco será más un holding; se habrá transformado en un fondo soberano de inversión, un conglomerado de negocios de diversa índole al estilo del famoso Dubai World.
El patrimonio actual del holding ANCAP es de unos US$ 1.000 millones. Para hacer todo lo que quiere hacer, ANCAP necesitaría como mínimo triplicar ese patrimonio. No está claro cómo se va a hacer eso. Con ganancias promedio anuales de US$ 20 millones se tardaría 100 años. O, si el Estado se endeuda para que ANCAP pueda triplicarse, la estatal tardaría no menos de 40 años en pagar esa deuda. Quizá algunos negocios puedan postergarse.
"Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez". Martin Luther King
Ayer refinería, hoy holding, mañana fondo soberano
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