25 de junio de 2010
El lunes 7 de junio, a la salida del Consejo de Ministros, el ministro de Economía y Finanzas Fernando Lorenzo anunció que esa cartera comenzaría a hacer efectiva una mayor participación en la compra de dólares, lo que llevaría a “un aumento del tipo de cambio real sobre la situación actual”.
“El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) asume un papel más protagónico en materia de emisiones de títulos en el mercado local y eso le va a permitir tener una participación más activa en el mercado de cambios", afirmó Lorenzo, quien agregó que el MEF sustituirá al Banco Central (BCU), que emitirá menos deuda y comprará menos dólares.
Hasta allí poca novedad. Desde el gobierno pasado se conocía la idea de centralizar las compras de dólares del gobierno en el MEF. A su vez, es conocida la falta de superávit del Estado y, consecuentemente, la imposibilidad de incidir significativamente en el tipo de cambio real sin comprometer la estabilidad macroeconómica.
Sin embargo, a la semana siguiente el subsecretario de la cartera, Pedro Buonomo, declaró que el MEF tomaría “las acciones necesarias para llevar” al dólar a lo que se entiende es su valor de “equilibrio, entre $ 21 y $ 22”. Buonomo sostuvo, a su vez, que se abandonaría transitoriamente el objetivo de desdolarizar la economía. Para Buonomo la desdolarización afecta negativamente el tipo de cambio y, aunque se deje de lado el objetivo de desdolarización, el mismo “sigue siendo un planteo estratégico”.
Luego de declaraciones tan contundentes del subsecretario (que produjeron un rápido incremento del tipo de cambio), el presidente del BCU y el vicepresidente de la República también hicieron su aporte, aclarando que el gobierno no tiene un objetivo de tipo de cambio. El presidente del Banco Central, Mario Bergara, sostuvo el miércoles 16 que “en términos de política no hay un objetivo de tipo de cambio explícito porque no es factible tener objetivos de tipo de cambio y de precios de manera simultánea como objetivo de política”. “Tenemos que hablar menos y dejar que los resultados comiencen a expresarse de manera más natural”, agregó.
Al día siguiente, el vicepresidente Danilo Astori indicó que “el gobierno está trabajando en el tema y no quiere fijar el tipo de cambio”. “No lo va a fijar porque sería un error que no vamos a volver a cometer, un error que le costó al país impactos muy negativos y vamos a seguir trabajando con un tipo de cambio flexible, eliminando las volatilidades internas”, añadió Astori.
Ponerle un piso al tipo de cambio, como señaló el subsecretario Buonomo, sería volver al sistema de tipo de cambio fijo que rigió en el país hasta mediados de 2002 y que se creía definitivamente abandonado.
Lo sucedido en las últimas dos semanas en esta materia refleja una diferencia de opiniones en el seno del gobierno. Por un lado, quienes prefieren mantener las reglas vigentes desde hace ocho años, que priorizan el objetivo inflacionario y la desdolarización de la economía, aunque dichos objetivos hayan implicado un encarecimiento paulatino del país. Por otro lado, quienes prefieren políticas “heterodoxas” comprometidas con un objetivo de tipo de cambio real, algo similar a lo que se ensayó en Argentina.
Sabido es que las políticas conocidas como “heterodoxas” relegan a un segundo plano objetivos como reglas de juego estables, inflación baja, cuentas públicas ordenadas y endeudamiento acotado. Quizá sea éste el “proyecto alternativo” al modelo económico oficial del que ha hablado recientemente el senador Eduardo Lorier.
Lo cierto es que el relativo desconcierto sobre el futuro de la política cambiaria (sumado a una disminución en la colocación de instrumentos de corto plazo por parte del BCU) produjo un fuerte aumento en la cotización del dólar a nivel local en lo que va de junio, aún sin grandes compras por parte del BCU.
Probablemente haya que esperar algunos meses para saber cuál tendencia termina primando. A lo largo de de la discusión de la ley de presupuesto los matices podrían acentuarse y la incertidumbre podría crecer, lo que mantendrá la volatilidad del tipo de cambio. Si, por el contrario, prima la línea ortodoxa (al igual que en el gobierno pasado), la calma podría volver y el dólar mostraría mayor estabilidad.
"Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez". Martin Luther King
La vuelta del tipo de cambio fijo (o no)
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