Non, rien de rien

30 de marzo de 2010

Non, rien de rien

Non, il n’y a pas de réserves

Es podría perfectamente ser la nueva versión de la canción “Non, je ne regrette rien” de Édith Piaf. Nada de nada, no hay reservas. El Banco Central no tiene reservas; las reservas internacionales son un espejismo.

Creíamos que la política uruguaya de había “desargentinizado” del todo, pero no. Montevideo discute lo mismo que Buenos Aires: el uso de las reservas del Banco Central con fines ajenos a la institución. Pero hay una diferencia muy importante: el Central argentino sí tiene reservas “de sobra”.

Si bien hay cálculos generosos que hablan de un exceso de reservas cercano a los mil millones de dólares, otros cálculos más conservadores indican que ese exceso no es tal. Al 31 de diciembre de 2009 el BCU tenía 3.307 millones de dólares de “activos de reserva sin contrapartidas de los sectores público y financiero”. A la misma fecha tenía 4.275 millones de dólares previstos de egresos contingentes y no contingentes a corto plazo en moneda extranjera. A su vez, los pasivos (deudas) totales en moneda nacional y extranjera ascendían a 11.947 millones de dólares. Las cifras son elocuentes.

Pero hay más. El déficit patrimonial del BCU ya es histórico. El último balance publicado (2006) arrojaba un patrimonio negativo de 14.857 millones de pesos, unos 608 millones de dólares. Por las leyes orgánicas del organismo, de 1995 y 2009, el Poder Ejecutivo se comprometió a capitalizar al Central hasta 5.000 millones de unidades indexadas (unos 126 millones de dólares). La ley dice textualmente: “La diferencia entre esta suma y el patrimonio neto de la Institución (…) será aportada por el Poder Ejecutivo”.

En buen romance, esto quiere decir que el Ejecutivo tendría que aportar al BCU no menos de 750 millones de dólares. Y se está hablando de que el Central financie al Ejecutivo… exactamente lo contrario. La cifra seguramente sea superior. No se conocen los resultados contables de la autoridad monetaria de los ejercicios 2007, 2008 y 2009, ya que los balances no se encuentran disponibles.

La otra duda es cómo hará el gobierno para utilizar las reservas. La ley 16.696 de 1995 dice que “el Banco podrá conceder al Estado adelantos temporarios que no superen el 10% del monto anual de los egresos del Presupuesto Nacional… El plazo de vencimiento de esos adelantos no podrá exceder los ciento ochenta días”. Ese 10% ronda actualmente los 1.100 millones de dólares, que el BCU le podría prestar al gobierno a un máximo de 180 días.

Si se quieren utilizar las reservas para inversiones se necesitarán plazos más largos. Ello implicará necesariamente aprobar una ley modificativa de la carta orgánica e instalar una polémica parlamentaria similar a la que se está dando en Argentina. ¡Qué necesidad de instalar una discusión estéril, cuando las fuentes de recursos para obras de infraestructura a tasas razonables abundan!

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