16 de junio de 2008
La semana pasada los mercados financieros de los Estados Unidos volvieron a bailar. Esta vez la música la puso el banco de inversión Lehman Brothers. El lunes 9 la firma anunció que “la permanencia de condiciones desafiantes en el mercado resultarán en una pérdida neta esperada de US$ 2.770 millones en el trimestre finalizado el 31 de mayo”. Para el primer semestre de su ejercicio económico Lehman espera una pérdida de US$ 2.285 millones.
Simultáneamente, el cuarto banco de inversión norteamericano anunció la concreción de una capitalización mediante la venta de US$ 4.000 en acciones comunes y de US$ 2.000 millones en acciones preferidas al 8,75% de interés anual. Las acciones habrían sido adquiridas por BlackRock, Inc., una importante administradora de fondos ligada a Merrill Lynch.
Cuatro días después se dio a conocer el despido de la gerenta financiera, Erin Callan, y del gerente de operaciones, Joseph Gregory. Callan había sido designada en diciembre de 2007 y, desde entonces, se había convertido en la cara visible del banco. Era frecuente verla en los foros de Wall Street defendiendo la situación de liquidez del banco frente a analistas y especuladores.
Lehman optó por adelantar el anuncio de sus cuentas trimestrales para frenar la debacle de su acción ante la ola de rumores. No lo consiguió. Desde los anuncios, el precio cayó cerca de un 30%.
Como se ve, las dudas sobre Lehman no son nuevas y, desde que surgieron, el banco no ha hecho más que revalidar los peores augurios. En abril, ya había realizado una ampliación de capital de US$ 4.000 millones mediante la emisión de acciones preferidas. En febrero había emitido una cantidad similar en bonos. Y, en lo que va de año, el banco ha recurrido en dos ocasiones a la financiación de la Reserva Federal.
A pesar de las dudas, el viernes la firma de inversiones The Blackstone Group anunció su intención de comprar hasta un 30% de Lehman, lo que produjo una inmediata suba del precio de la acción.
A las dudas sobre Lehman se sumaron dudas sobre otros dos bancos, Wachovia y Washington Mutual. La semana pasada Wachovia despidió a su gerente general, Ken Thompson, quien fue criticado por la compra en 2006 de Golden West Financial Corporation, una entidad especializada en créditos hipotecarios, en US$ 24.000 millones.
Nadie garantiza que nuevos sustos como estos no puedan aparecer en el futuro próximo y echan por tierra las esperanzas de que el baile termine temprano.
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