Desde hace algún tiempo el precio de la carne vacuna es una preocupación del ministro de Ganadería, José Mujica. En agosto del año pasado culpó a los carniceros de complotarse para no vender los cortes de oferta. Ahora reprende a los frigoríficos que dedican poca oferta al mercado interno.
A esta altura el tema de la carne es más que una obsesión para el ministro Mujica. Obsesión que no está del todo justificada. En primer lugar, porque la carne vacuna es apenas una parte de la dieta de los uruguayos. En segundo lugar, porque no ha sido precisamente la carne vacuna el producto alimenticio que más subió de precio.
Tomando datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los artículos de la canasta familiar que más aumentaron su precio en los últimos cuatro años fueron el zapallo, la cebolla, el boniato, las zanahorias y las papas. El zapallo, por ejemplo, subió un 240% en ese período, casi un 36% anual. Pero de la carestía de las verduras no se habla. Tampoco se ve que haya un complot por parte de los granjeros.
Hasta los ravioles subieron más que la carne. Los ravioles subieron a razón de un 10,7% anual en los últimos años, mientras que el corte vacuno que más aumentó (la falda) lo hizo a razón de 7,6% anual. El precio del raviol se disparó, pero nadie piensa en tarifarlo.
La obsesión de Mujica tampoco se justifica dado lo que está aconteciendo en el mercado internacional. Salvo que se comenzaran a aplicar políticas que lisa y llanamente limiten las exportaciones de productos primarios, tal cual hizo Argentina, es imposible para un país como Uruguay remar contra la corriente.
En el mundo, los precios de los productos primarios han venido subiendo casi sin interrupción durante los últimos nueve años. El Dow Jones-AIG Commodity Index tocó su mínimo de 74,32 el 1° de marzo de 1999 y alcanzó su máximo el pasado 1° de febrero en 197,96. Y no hay ningún quiebre de tendencia a la vista. Pese a los temores de recesión, la demanda de cereales en los Estados Unidos está muy firme, principalmente de trigo, maíz y soja.
Tarifando las verduras, los ravioles o la carne se empobrece todo el país.
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