Las políticas aplicadas por el Banco Central del Uruguay (BCU) han variado sustantivamente en los últimos cinco años. Han variado mucho y muchas veces. En algunos casos, los fundamentos esgrimidos por la propia autoridad monetaria para su aplicación han sido contradictorios.
A fines de 2002, luego de varios meses de haber sido abandonada la política de fijación del tipo de cambio, el BCU decidió intentar controlar la inflación a través de la fijación de metas en la cantidad de dinero, utilizando para ello el agregado “base monetaria”. El informe sobre política monetaria del primer trimestre de 2003 expresaba que se había optado por controlar la base monetaria, ya que, debido al alto grado de dolarización de la economía, no era aconsejable el uso de la tasa de interés en moneda como instrumento de política monetaria.
En 2004 se hace más explícito el compromiso con las metas de inflación y se anuncia el monto aproximado de compras de dólares que el BCU realizaría durante año. Se comienza a utilizar el sistema de licitaciones diarias de dólares a través de la Bolsa Electrónica.
A fines del diciembre de 2005 se decidió no anunciar la trayectoria de la base monetaria y concentrarse en la evolución del agregado monetario M1, ya esta variable tendría un mayor grado de relación con el nivel de precios.
Ante la imposibilidad de controlar la cantidad de dinero medida por el indicador M1, en setiembre de 2007 se decide pasar a un régimen basado en el manejo de tasas de interés. El presidente del BCU, Walter Cancela, señaló que las tasas de crecimiento del M1 “han estado sistemáticamente por encima” de las metas anunciadas y que “no hay relación” entre este agregado y la inflación. El BCU comienza a intervenir erráticamente en el mercado de cambios, agregando volatilidad al mercado.
En enero de este año las reglas volvieron a cambiar. El BCU nuevamente anunció los montos a comprar de dólares y regresó al sistema de licitaciones.
Como Bolívar, el Central parece encerrado en un laberinto. El libertador, luego de recorrer diversas localidades, terminó en Santa Marta. ¿Será el sistema actual la Santa Marta del Central?
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