La expresión del ajedrez “jaque mate” parece provenir de la locución árabe “Shah mat”, que significaría algo así como “el rey está bloqueado o indefenso” o “el rey ya no puede escapar”. Las distintas formas de llegar a un jaque mate reciben diferentes nombres. El mate de epaulette (charretera) es aquél en el que el rey se encuentra bloqueado a ambos lados por sus propias torres.
El ajedrez es originario de la India y fue transmitido al Occidente medieval por medio de los persas y los árabes. Inicialmente, las piezas del juego simbolizaban a los cuatro cuerpos del ejército: infantes, caballeros, elefantes y carros. Con el tiempo, los infantes pasaron a ser los peones, los caballeros los caballos y los elefantes, los alfiles u obispos. Lo que ahora es la torre era el “rukh” (carruaje de guerra, en árabe), que se transformó en un elefante con una torre en el lomo y luego simplemente en una torre.
Para ir a una guerra los generales arman su ejército, al igual que un ministro al asumir su cargo arma su equipo. El ministro Danilo Astori hizo lo propio; resulta que ahora se encuentra bloqueado, casi sin escape, a causa del comportamiento de dos de sus lugartenientes; fue jaqueado de epaulette.
Seguramente muy pocos se animen a no reconocer ciertos logros de la gestión de Astori al frente el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). El primero fue el haber incorporado un equipo de profesionales de primera línea. Si bien la pasada administración había hecho esfuerzos en ese sentido, ésta redobló la apuesta. Muchos temas que antes se manejaban desde el Banco Central o desde otros ministerios, pasaron a ser tratados por especialistas del MEF, con los cuales es posible dialogar seriamente (aunque no necesariamente ponerse de acuerdo).
También se plantearon reformas trascendentes, algunas de las cuales todavía no han podido implementarse y algunas que han levantado polvareda: la reforma de la Dirección General Impositiva, la reforma tributaria, el reperfilamiento del endeudamiento externo, la nueva carta orgánica del Banco Central del Uruguay, la reforma del Banco Hipotecario, la reprivatización del Nuevo Banco Comercial y de Pluna, la nueva ley de concordatos y quiebras y la reforma de la Dirección Nacional de Aduanas.
Sacando el asunto del rebrote inflacionario, las cifras macroeconómicas acompañaron bien estos casi 34 meses de gestión. Se podrá discutir si esos buenos resultados son fruto mayormente de la buena coyuntura internacional o si el gasto público no debería ser algo inferior. Pero los números favorables de crecimiento, ocupación, exportaciones, inversión o mejora de los ingresos de las familias son indiscutibles.
Aún a quienes tienen matices con la conducción del equipo económico, un jaque que termine en mate probablemente les genere abatimiento, desesperanza e incertidumbre. Una salida en pleno del equipo significaría un tremendo shock de confianza, de similar magnitud pero de signo contrario al que produjo la noticia del nombramiento de Astori como ministro.
Dentro del partido de gobierno no se avizora una figura con similares características técnicas y de liderazgo como la del ministro Astori. Tampoco se intuye fácilmente de dónde surgirían los cuadros para reemplazar el staff que hoy integra las asesorías y direcciones del MEF.
El contexto económico externo seguramente será menos favorable en los próximos dos años. La propensión al gasto por parte de la clase política deberá ser sofrenada como nunca. ¿El FA tiene a otra persona adecuada para esa tarea?
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