Saigón, hoy llamada Ho Chi Minh, es la antigua capital de lo que fue la República de Vietnam, más conocida como Vietnam del Sur. Actualmente es una ciudad de unos ocho millones de habitantes donde se mezcla lo urbano y lo rural, lo antiguo y lo moderno, lo rico y lo pobre.
Las calles están cubiertas por nubes de motos y scooters. Hace diez años las mismas calles estaban repletas de personas en bicicleta; ahora hay una bicicleta cada cincuenta motos. Hay pocos semáforos y carteles de “pare”. Hay vorágine y un constante impulso por seguir adelante.
Hay un boom la construcción de hoteles y edificios de alto nivel y hoteles. El sueldo promedio de los trabajadores fabriles es de 65 a 70 dólares mensuales, lo cual se considera una buena paga. Quienes han visitado Saigón perciben un país luchador.
¿Quién no quedaría impresionado luego de visitar un país así? Un país que hace 30 años perdió 830.000 personas en una guerra fratricida y que hoy es ejemplo de empuje. Tan impresionado parece haber quedado el presidente Tabaré Vázquez en su visita que dijo que Vietnam era para los uruguayos una experiencia y una lección. Es muy cierto que países como Vietnam enseñan mucho. Lástima que muchas veces de esas lecciones se termine aprendiendo poco.
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