Muchas veces desde estas tierras algunas empresas se ven casi como imposibles. Ya sea por el natural pesimismo de los uruguayos, por su conservadurismo, por la poca inclinación al trabajo, por su vocación de eternos amateurs, por su complejo de perdedores o por castigar el éxito ajeno. Es cierto que desde estos lares casi todo resulta más difícil. Y lo que le pasa a los uruguayos le pasa a casi todos los latinoamericanos. Quizás sea un tema cultural, como señala el historiador Marcos Cantera en su reciente libro “Las venas tapadas de América Latina”.
Pero, pese a ser una sociedad que vive con el freno de mano levantado, de tanto en tanto surgen ejemplos que indican que, si se desea, es posible lograr triunfos de nivel mundial. El ejemplo de estos días llegó desde la vecina orilla: la medalla de bronce conseguida por el seleccionado argentino de rugby, los Pumas.
Como dijo el periodista del diario La Nación, Juan Pablo Varsky, los Pumas hicieron su propia revolución francesa, haciendo carne uno de los lemas del mayo del ’68: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”.
Los Pumas son un seleccionado que no tienen competencias internacionales que los ayuden a crecer y que se encuentran enfrentados a los dirigentes de la Unión Argentina de Rugby, amateurs en su espíritu y en su gestión.
Uno de los máximos referentes de la historia del rugby argentino, Hugo Porta, enumeró los aspectos que hicieron de este equipo un equipo ganador: ideas y objetivos claros, disciplina, líderes que hacen que las cosas pasen, unión del grupo y, sobre todo, mucho trabajo y análisis de cada rival con sistemas computarizados.
El éxito de los Pumas demuestra que para lograr triunfos de destaque no es suficiente con la garra y el coraje. Hace falta talento y, sobre todas las cosas, trabajo duro al lo largo del tiempo, bien organizado y bien planificado. Aún en países como los de esta zona del mundo, con pueblos que sujetan a los emprendedores para que no avancen y dirigentes que más que dirigir ponen palos en la rueda, el éxito es posible (si se quiere de verdad).
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